Dejarla ir
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Eres un monstruo
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siempre lo supiste
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Yo… Creí que habías cambiado.
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¿Por ti? Maya, no seas ridícula
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Me tengo que ir.
Se dio media vuelta mientras secaba sus lágrimas, era el momento para solucionar todo… pero no podía pedir que
se quedara. Maya había sido la mejor chica que me había topado, me encantaba
estar con ella, y si, cambie por ella.
Ella.
No podía decirle todo eso. Tenía que dejarla ir.
Esa era mi mayor muestra de amor.
Creo que a veces el amor no es suficiente para hacer que las
cosas funcionen, yo la quería y ella me quería a mí, la vida nos había jugado
sucio, las circunstancias eran estúpidas.
¿Cómo había llegado a esto?
Todo fue mi culpa.
Había pasado una semana desde aquel día, desde aquella llamada.
Una semana. Eso me había tardado en dejarla ir.
Lo recuerdo, estaba en el salón de clases, todos se habían
ido hace mucho pero yo tenía que terminar la canción, aquella canción que le prometí
para su cumpleaños. Fue entonces cuando llegó esa maldita llamada.
-
Me enteré que estás enamorando a alguien, ¿Cuánto
vas a tardar en desgraciarle la vida?
-
¿Sara?
-
¿Ya le contaste lo que me hiciste? ¿Qué ganas
haciendo daño? No creo que ella lo merezca ¿Yo lo merecía?
-
Sara, lo lamento, lo lamento muchísimo, pagué
por ello…
-
¿Pagar? yo soy quien paga día a día por eso, no
le causes a otra lo que me causaste a mí.
Y me colgó.
Claro, cuando estaba con Maya sentía que todo iba a
funcionar, pero ¿Realmente había cambiado? Eso no podíamos asegurarlo y lo único
que importaba era la seguridad de Maya, yo era la principal amenaza. La solución
era desaparecer.
Y eso es lo que estaba haciendo.
Me di la vuelta y camine a casa con un solo pensamiento.
“Maya, amor, perdóname”
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