Esto merece una entrada totalmente ajena al proyecto del spam. Así que para hacer algo diferente subiré dos capítulos breves de algo en lo que he estado trabajando, no es bueno porque no soy escritora y no planeo dedicarme a esto, simplemente hay una historia en mi cabeza que quiero dejar plasmada en algún lugar antes de olvidarla, esta historia ha sido escrita en Word y cada página (De Word obviamente) consiste en un capítulo de la misma, esta contado desde dos puntos de vista (Maite/Sebastián) de los cuales el punto femenino comienza (cinco capítulos más o menos) contado en tercera persona y en adelante se cuenta en primera. Mientras que el punto de vista masculino esta siempre escrito en primera persona.
La historia no tiene título ni sinopsis porque como he dicho es relativamente nuevo y llevo poco tiempo trabajando en esto, pero por ser el día que es quiero publicar unos capítulos.
No explicare de qué va ni quiénes son estos personajes. NO SON LOS DOS PRIMEROS CAPÍTULOS, así que quizás no se entienda todo. Comentarios (Quejas, dudas etc) pueden ser dejados abajo (Y SE AGRADECE QUE LOS DEJEN) Sin más que decir. Les dejo lo siguiente.
Sebastián.
¿La había visto antes? Habría que estar ciego para no verla |
Supongo que es mi deber contar lo que paso ese día. Verán, yo no planeaba nada de lo que ocurrió. La única razón por la que volví a la escuela después de que me retiraron tres horas antes fue que el idiota de Daniel se había llevado mi tenis para su práctica de deportes. Nadie tomaba deportes pero él estaba en Taekwondo. Pueden llamarlo cuestión de orgullo pero Daniel siempre hacía esto y estaba harto.
Iba llegando al salón donde tomo clases cuando la vi. ¿La había visto antes? Habría que estar ciego para no verla y no me refiero a que fuese bonita o estuviese buena. Ella era todo menos eso, quizás suene cruel pero le faltaba cuerpo y además era bastante normal. Nada extraordinario en su rostro. La razón de haberla visto antes fue por Emanuel, al que todos llamaban Manu, Desde que él había entrado al curso yo comencé a verla porque siempre iba a saludarlo. A demás sé que ella estaba en la misma carrera pero nunca la había visto antes hasta que de repente la veía todos los días.
Estaba sola ¿Por qué? Ella nunca estaba sola, no es de esas personas. Estaba pensando, definitivamente estaba pensando. Decidí pasar por allí para llegar a donde estaba Daniel pero como era de suponerse algo pasó, ella se levantó justamente cuando yo pasaba. Casi caemos. (Cosas que solo me pasan a mí) Lo siguiente que se es que estaba allí queriendo mantener una conversación con ella. ¿Por qué? No tengo idea.
Tal como pensé, esperaba a Manu, él se había ido horas a atrás y ella aquí esperándolo, si he de ser sincero me dio lastima. Ella siempre seria la amiga, nunca la novia. Recordé hace algunos meses cuando comencé a notar que iba a ver a Emanuel creí que eran pareja luego no mucho tiempo después supe que habían sido amigos por muchos años.
Y luego…
¿Libreta? ¿De dónde demonios salió eso? ¿Por qué dije eso? Yo solo llevaba una la cual estaba sana y salva en mi casa. Entre al salón con la esperanza de descubrir que mierda había pasado momentos antes pero me fue imposible. No quería que ella se fuera. Salí corriendo. Y la llame.
Maite
Desde aquí todo se ve diferente. |
“¿Una rueda de la fortuna? Que loco es eso” Maite no sabía cómo llego hasta aquí pero definitivamente tenía que agradecerle a Manu o más bien a Raquel, Raqui. Ella era su novia y vaya que las cosas habían cambiado desde que comenzó esa relación.
- ¿Qué piensas?
Ah claro, Sebastián, por un momento había olvidado quien era.
- Nada, solo en lo raro que es esto.
- ¿te la estás pasando bien?
- Sí… Pero a pesar de que es genial estar aquí arriba, creo que es hora de volver a mi casa.
- ¿Tomas el autobús?
- Si, y si no me doy prisa pronto me habrá dejado.
Maite es de un pueblo cercano a la ciudad y diariamente viajaba para llegar a la universidad. Ella era una más. Muchos lo hacían. Entonces recordó.
- Oye, ¿Tú viajas diario?
- No, rento aquí, viajo de vuelta cada fin de semana. ¿Por qué no rentas aquí?
- No puedo, extrañaría demasiado a mi madre.
- ¿Cuántos años tienes?
- ¿Qué?
- Tu edad. Yo tengo 19
- Ah, tengo 18
- ¿Te gusta?
- ¿Qué?
- La vista, desde aquí todo se ve diferente.
Maite guardo silencio. No era momento para decir que le aterraban las alturas.
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